En la primera parte de 1979,
cuando Pink Floyd se reunió en Miravel,
en el sur de Francia, para grabar lo que se convertiría en su masivo The Wall, el bajista Roger Waters era el hombre al mando del
grupo de rock progresivo.
A mediados de los años 80,
cuando el infierno Pink Floyd, normalmente reservado
en publicidad, se desató, todo fue completamente diferente. Lo que pasó a
dar al traste con todo fue la construcción de varios proyectos masivamente exitosos relacionados con The Wall.
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