En plena cima de la Beatlemanía,
el domingo 15 de agosto de 1965, The Beatles inventaron el Rock de Estadio. Su
desempeño récord en el Shea Stadium de Nueva York fue el punto culminante de la
gira del grupo en 1965 y se convirtió en un hito en la historia musical pop como el primer concierto importante de estadio.
El concierto, presenciado por
55,600 asistentes, marcó el comienzo de la segunda gira completa de conciertos
en EU. El sonido del grupo quedó completamente apagado por los gritos de la
audiencia.
No obstante que The Beatles no
podían escucharse a sí mismos (no había altavoces de monitor) y el sonido se
bombeaba a través de un sistema utilizado para hacer anuncios de
béisbol, los integrantes del grupo estaban sincronizados en todo momento. Ringo Starr dijo
alguna vez que pudo mantener el tiempo en el concierto al ver moverse los dedos
de sus compañeros.
The Beatles esperaban
aterrizar en el campo en helicóptero, pero dicha idea fue cancelada por las
autoridades de la ciudad de Nueva York, por lo que viajaron en limusina desde
el Hotel Warwick a un helipuerto, desde donde fueron trasladados en un Boeing
Vertol 107 de New York Airways, sobre la ciudad de Nueva York, hasta el techo
del edificio de la Feria Mundial en Queens.
Desde ahí, abordaron una
camioneta blindada de Wells Fargo, donde cada uno recibió una insignia de
agente de Wells Fargo, y fueron conducidos al estadio. Los Beatles se colocaron
en un desvencijado escenario en el diamante del infield. Miles de brillantes
flashes saludaron al grupo al entrar, haciendo que el campo
pareciera un laboratorio de electrónica salvaje.
El evento, promovido por Sid
Bernstein, estableció un récord mundial para las cifras de asistencia y también
para los ingresos brutos. The Beatles se embolsaron 160 mil dólares de los
ingresos de taquilla de un total de 304 mil dólares. Para controlar a esta gran
multitud, más de dos mil empleados de seguridad se alistaron para evitar que
los asistentes corrieran del campo hacia el escenario.
Curiosamente, entre las
asistentes había dos futuras esposas de The Beatles. Tanto Linda Eastman como
Barbara Bach (las futuras esposas de Paul y Ringo, respectivamente) estaban
sentadas entre los demás admiradores.
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