En la innumerable gama de
interrelaciones personales, de reuniones y separaciones arremolinados; de
sonidos o silencios que ora comunican, ora aíslan en el calabozo de la mala
interpretación; de entreveradas llegadas y partidas que obstruyen los caminos del
sentido común; de inconsciencias e intenciones, las cuales poco o nada saben de
la felicidad: en ese laberinto sobrepoblado e imposible de recorrer que
llamamos vida, somos Alguien para Alguien más: no reconocernos a última hora
será tentar a la desdicha, dejar de ser Alguien para comenzar a ser Nadie.
Sueño ajeno, tenebrosa vigilia, punto de fuga, puerta a la esclavitud somos. La noche triste en el alba que despunta: la pena o el placer que por otros tiene que ser.
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