En privado, como en el tren
de Praga, Cortázar lograba seducir por su elocuencia, por su erudición viva,
por su memoria milimétrica, por su humor peligroso, por todo lo que hizo de él
un intelectual de los grandes en el buen sentido de otros tiempos. En público,
a pesar de su reticencia a convertirse en un espectáculo, fascinaba al
auditorio con una presencia ineludible que tenía algo de sobrenatural, al mismo
tiempo tierna y extraña. En ambos casos fue el ser humano más importante que he
tenido la suerte de conocer.
- Gabriel García Márquez
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