Llegará el día
en que, exultante,
te vas a saludar a ti mismo al llegar
a tu propia puerta, en tu propio espejo,
en que, exultante,
te vas a saludar a ti mismo al llegar
a tu propia puerta, en tu propio espejo,
y cada uno sonreirá a la
bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Dale vino. Dale pan. Devuélvele el corazón
a tu corazón, a ese extraño que te ha amado
toda tu vida, a quien ignoraste
por otro, y que te conoce de memoria.
Baja las cartas de amor de
los estantes,
las fotos, las notas desesperadas,
las fotos, las notas desesperadas,
arranca tu propia imagen del
espejo.
Siéntate. Haz con tu vida un
festín.
✍️ Derek Walcott
No hay comentarios:
Publicar un comentario