Como recuerda Daltrey, The Who llegó a Woodstock decidido a no dejar que los derrotara. Pero, a medida que pasaban las horas, su espíritu combativo comenzó a desvanecerse:
“Tienes que
recordar, cuando subimos al escenario, llevábamos horas parados en el barro. O
acostado en él, o haciendo lo que sea en él. En realidad, no estaba tan
embarrado detrás del escenario, pero no era un consuelo, digámoslo de esa manera”.
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