Cuando tenía 7 años, o eso
cuenta la historia, Patti Smith tuvo escarlatina. Sufrió alucinaciones y veía
doble, y tuvo que usar un parche en el
ojo por un tiempo. Recopiló sus alucinaciones
febriles en un diario. Y aprendió a
hacer pis parada, porque cuando iba al baño tarde a la noche, siempre veía dos
inodoros en vez de uno, e invariablemente se sentaba en el equivocado: parada,
al tenerlos más lejos, distinguía cuál era el real y cuál el doble. Más tarde,
sus alucinaciones se convirtieron en poesía;
su destrucción de tabúes un acto sobre el escenario y una
forma de vivir.
Arthur Rimbaud, el poeta
romántico francés – su musa vagabunda – no vivió para ver un cambio de siglo.
Pero Patti Smith sí. "Tuve y tengo una gran vida", dice. "Sufrí pérdidas
tremendas, pero aun así puedo decir que tengo
una vida bastante buena." Tiene esperanzas en el futuro. "Que venga, que
venga el tiempo de nuestros sueños",
escribió Arthur Rimbaud en "La Canción de la Torre Más Alta".
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