domingo, 19 de noviembre de 2017

"La madrina del punk"

Es 1975. Se gesta, ya, un nuevo movimiento. Irrumpe en el escenario musical una Femme que raya más allá de cualquier diva, poetisa de la época. Patti Smith, que así se llama, puede presumir abiertamente de que a sus recitales acudían personajes de la talla de Allen Ginsberg, Andy Warhol y William Burroughs. Desde lo más profundo de las entrañas de ese embrión de Ideas Musicales conocido como CBGB, la poetisa se curtiría en lides varias con camaradas del calibre de Television, Blondie, Talking Heads, Ramones…

Juego y bandera a la par en ella tomaban rumbo firme, tanto en lo espiritual como en lo sexual, como en el plano artístico, el poético (la mancuerna Arthur RimbaudBob Dylan, cual demonios, harían de las suyas a plenitud), sin soslayar influencias del free jazz, de auténtica tradición rockera (encarnada, oh sí, a través de la gran ejecución del cover de "Gloria", de Van Morrison).

A todo esto, sumémosle el elemento ásperamente vital del grupo de Lou Reed: The Velvet Underground. Con todos estos elementos flotando en el ambiente de aquel año de 1975 resultaba entendible la conjunción de todos ellos en pro de Horses, producción primigenia en el acetato de Patti Smith: "Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos." Vaya forma de comenzar un disco. Vaya forma de llevar a cabo uno de los mejores debuts musicales en la historia del rock: debido a su rol de pionera, se le conocerá como "la madrina del punk".     

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