domingo, 19 de noviembre de 2017

Una beldad blonda entre los Stones...

Marianne Faithfull nació en 1946. Su madre, una baronesa austríaca, era descendiente de Leopold Von Sacher-Masoch, el autor del clásico sadomasoquista La Venus de las pieles. Su padre era un espía británico que dedicaba su tiempo libre a inventar juguetes sexuales. A los 13 años ya protagonizaba piezas de Shakespeare, y a los 17 paseaba por la galería de su novio John Dunbar, uno de los gestores del Swinging London, y se codeaba con los Beatles y los Rolling Stones.

Pero todavía actuaba: fue Ofelia en la versión fílmica de Hamlet de Tony Richardson y obtuvo un pequeño papel en Made in the U.S.A de Jean-Luc Godard. Marianne era hermosa, etérea y culta, y pronto el hábil manager de los Stones la contrató para que cantara canciones pop. Su primer hit fue "As Tears Go By", una canción de Jagger-Richards, y enseguida grabó "Blowin' in the Wind", de Bob Dylan (que la cortejaba).

Pero en 1966 se enamoró de Mick Jagger, y un año después protagonizó la más célebre –y falsa– anécdota de los Rolling Stones. La banda y algunos amigos descansaban de un viaje de ácido en la mansión de Keith Richards, Redlands, y la policía hizo un allanamiento. Encontraron la cantidad de droga suficiente para mandar a los Stones a la cárcel, pero ella llegó a los titulares porque se decía que la habían encontrado desnuda, con un bombón Mars en la vagina, que lamían Jagger y Richards.

"Esa historia me sigue disgustando", dice Marianne. "Nunca la encontré graciosa, y me volví loca tratando de averiguar de dónde había salido el rumor. Fue indignante." Un año después quedó embarazada de Mick Jagger, perdió el bebé, escribió "Sister Morphine" (los Stones no se molestaron en ponerla en los créditos del disco), intentó suicidarse y fue arrestada cuando, muy borracha, hizo un escándalo en un restaurante indio de Londres tras enterarse del casamiento de Mick Jagger con la heredera nicaragüense Bianca Pérez.

Recién diez años después fue capaz de escribir sus propias canciones y el mundo calló asombrado ante el resultado. Broken English, editado en 1979, es uno de los mejores discos de rock de la historia; aunque nunca llegó a ser popular, fue sumamente influyente y generaciones de chavas punk trataron de copiar el raro estilo vocal de Marianne. "Mi voz es madura", dice ella. "Está cargada de tiempo, marcada por cada cigarrillo que me fumé y cada whisky que bebí."

De la voz angelical a la voz decadente, pero siempre hermosa. El tema más famoso de Broken English es "La balada de Lucy Jordan", sobre una ama de casa suicida, con una letra mítica sobre sintetizadores (toda una rareza entonces): "En una cama blanca suburbana de un blanco pueblo suburbano/ Acostada bajo las frazadas, Lucy soñaba con miles de amantes/ Hasta que el mundo se puso anaranjado y la habitación empezó a girar/ A los 37 años se dio cuenta de que nunca había manejado por París en un auto deportivo/ con el viento caliente en su pelo/ Así que dejó que sonara el teléfono y cantó canciones de cuna que había memorizado en la mecedora de su padre".

Broken English es un disco decadente, furioso, triste y hermoso; Marianne lo grabó cuando todavía era adicta a la heroína, hábito que mantuvo durante los cinco años siguientes, cuando se dedicaba a cantar sobre mujeres caídas en desgracia que deambulaban solas por la ciudad, una pintura bastante exacta de su propia vida.

En 1987, limpia de heroína, grabó Strange Weather, una colección de covers casi perfecta. En los 90, se convirtió en la mejor intérprete de Kurt Weill y la música de cabaret de la República de Weimar (superior incluso a Ute Lemper) y hasta se atrevió a reversionar a Marlene Dietrich y salir airosa. En 1995 escribió su autobiografía, Faithfull: "Me dijeron que iba a ser un trabajo bueno para mi alma. Sí, claro. La escribí sólo por dinero. Fue muy bueno para mis finanzas". Allí, entre otras cosas, confiesa que Keith Richards era mucho mejor amante que Mick Jagger, lo que Keith – su amigo hasta hoy – agradeció pública y calurosamente.

A la postre, Marianne Faithfull editó un nuevo disco. Se llamó Before the poison y es extraordinario. Años atrás, en Kissing Time, habían colaborado con ella Jarvis Cocker y Beck, pero ahora le pidió ayuda a Nick Cave, P.J. Harvey y Damon Albarn (de Blur). Todos trabajaron con reverencia para Marianne, y le dieron composiciones excelentes, que ella reescribió o le agregó letras en algunas ocasiones.

"Crazy Love", con música de Nick Cave, es de un romanticismo estremecedor, y Marianne interpreta el tema "No Child of Mine" de P.J. Harvey como si le perteneciera. Pero la sorpresa es el aporte de Albarn, "Last Song", una canción folk de delicadeza extrema que la voz rota de Marianne se encarga de retorcer. Es uno de los mejores discos del año, pero probablemente pasará inadvertido, como siempre. Marianne está acostumbrada. "La gente sólo conoce mi nombre. No sabe qué es lo que hago. Muchos piensan que mi vida es más interesante que mi música. Ellos se lo pierden."

No hay comentarios:

Publicar un comentario