Lejos, más lejos, cada vez más
lejos,
andando, siempre andando por
la muerte.
¿Quién dijo que la muerte es
el reposo?
La muerte es andar, fijo,
eterno, recto,
y ligero, eso sí, sin peso,
alegre.
Que el horizonte viejo se
descosa,
que del cielo la tierra se
despegue
y cabe de pie un muerto o pasa
echado
como en prohibido umbral carta
yacente.
Fragmento del poema "Lejos,
muy lejos",
de Gerardo Diego,
en Lluvia
de letras, lección antológica de poesía iberoamericana y de otros lugares,
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