La primera gran obra maestra extraviada:
el increíblemente hábil y cósmico testamento de Brian Wilson del pop americano, junto con miles de cintas
empalmadas y acres de sobredubs de
armonía vocal de un Beach Boy cada vez
más inquieto.
O más bien, esas cosas no se juntaron: Wilson no pudo obligarse a terminar el álbum, dejándolo en manos de
los contrabandistas que, para la era
del CD, habían encontrado y emitido casi todo lo que él había editado.
Una
satisfactoria versión de media hora de las sesiones de Smile se presentó en el box
set de 1993: Good Vibrations, y
la versión solista de Wilson fue muy aclamada en 2004, pero Capitol finalmente emitió el disco Smile Sessions en 2011.
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