Abril 26 de 1978: The Last Waltz, el aclamado documental
del director Martin Scorsese del
último concierto lleno de luminarias de The
Band, se estrena en los cines. La película presenta actuaciones de Neil Young, Eric Clapton, Joni Mtchell,
Van Morrison, Neil Diamond, The
Staple Singers y el Dr. John.
The Last Waltz está filmado en formato de 35 milímetros en lugar de
los 16 habituales, una propuesta arriesgada porque las cámaras de 35 milímetros
nunca han funcionado continuamente durante mucho tiempo, y muchos temen que se
agoten. Scorsese, sin embargo, es inflexible en que sólo 35 milímetros pueden hacer justicia al concierto.
Continúa con
el plan y las cámaras, afortunadamente, se sostienen. Los directores de
fotografía que operan las cámaras se encuentran entre los mejores en el negocio,
con Michael Chapman, de Raging Bull, Vilmos Zsigmond, de Close
Encounters of the Third Kind y László
Kovács, de Easy Rider.
El concierto de despedida representado en la película tiene lugar en
el Winterland Ballroom de San
Francisco. Un escenario de la producción de La traviata de la Ópera de San
Francisco aparece como telón de fondo. Lámparas de cristal cuelgan sobre el
escenario.
La película captura a varios
gigantes del mundo de la música actuando junto con The Band. Bob Dylan, Neil Young, Neil Diamond, Joni Mitchell
y muchos otros están ahí. Destaca el
hecho de que se elimina de la película una mancha de cocaína bajo la nariz de
Neil Young.
Todos los signos del consumo
de cocaína están ocultos en la cinta, pero los observadores pueden ver la presencia de la droga en algunas de las
interpretaciones conectadas, especialmente en el caso de Young.
La película recibe abundantes elogios de la crítica,
promocionados al instante como una de las mejores películas de conciertos jamás
realizadas, con sólo un par de destacados detractores emitiendo críticas
negativas.
Uno de esos detractores, es Levon
Helm, de The Band, quien siente que la película está hecha para parecer
como si Robbie Robertson fuera el
único miembro que realmente importara. Robertson lo llama "el más grande robo 'que le haya
sucedido a The Band".
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