- ¿Me tardé?
-
Lo suficiente para que terminara la botella.
Ella se ríe, él la toma de la
mano, y con un último trago hace justicia a la cuenta. Se dan un beso con
etiqueta de despedida y juntos salen del bar.
- No quiero perder el avión – se escuchó.
Esta noche él no volvería a pisar ese bar, ni siquiera regresaría a este país, al menos en dos meses. Y ella quisiera que él no se tardara, o que todo fuera al revés…
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