miércoles, 17 de enero de 2018

Venta de "Rolling Stone", cierre de una época...

La revista Rolling Stone, que recién hace un año conmemoró su medio siglo de existencia, ha dejado de ser propiedad de su fundador, Jann Wenner. Paradoja de paradojas: finalizadas las celebraciones con motivo de los 50 años del movimiento hippie, sale al paso la noticia de la venta del principal medio periodístico surgido de la contracultura de 1967.

Wenner Media concreta la venta de su 51% de Rolling Stone a Penske Media, por una cantidad cercana a los ochenta millones de euros. La empresa de Jay Penske se dedica a la publicación de medios relevantes en el ámbito cinematográfico, como Variety y, en internet, IndieWire o Deadline.com.

No obstante, la transacción se veía venir: asfixiada por cantidad de deudas, Wenner Media ha liquidado activos paulatinamente. Previamente, vendió 49% a BandLab Technology, una empresa de Singapur sin ambiciones mediáticas, que tan sólo buscaba una inversión atractiva.

En algo que supone un trago por demás amargo, como bien se recordará, en marzo de 2017, Wenner traspasó sus dos otras revistas, Men's Journal lo mismo que US Weekly, al grupo American Media.

A pesar de todo esto, Rolling Stone es Rolling Stone: mantiene una posición beligerante en aspectos político-ecológicos, no obstante los nuevos escenarios digitales hayan mermado su preeminencia como publicación musical.

Jann Wenner, por su parte, conserva un inmenso archivo personal y permitió que su biógrafo, Joe Hagan, indagara ahí con plena libertad. El recién editado Sticky fingers: the life and times of Jann Wenner and Rolling Stone Magazine da parte de un retrato amable del personaje, quien ocultó su homosexualidad hasta 1994.

Empero, Hagan se conduce con discreción respecto de la tendencia hacia el nepotismo, cuando se le encargaban aventuras en el mundo digital a uno de sus hijos, Gus Wenner.

De no haber cambios en el escenario, tanto Jann como Gus continuarán trabajando en Rolling Stone. El hijo de Wenner asegura que habrá que vivir de glorias pasadas, rescatando proyectos añejos como el Rolling Stone Hotel en Las Vegas.

Dicha iniciativa, por cierto, no cuenta con el visto bueno de Mick Jagger, quien ha sido reacio a definir los límites de explotación entre Rolling Stone (revista) y The  Rolling Stones (grupo).

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