domingo, 3 de julio de 2011

Acertados toques atmosféricos: Red Box...




Por alguna extraña cuestión, hay grupos que se desconocen desde siempre y, sin embargo, llegado el momento de encontrarse con ellos, parece que lo mejor que pudo haber pasado fue eso: dejar (involuntariamente) que transcurriera el tiempo y, entonces sí, descubrirlos. A riesgo de sonar pretencioso, se hace un doble ejercicio con ello: en primera instancia se descubren, además de que, paralelamente a ello, se re-descubren en dichos grupos virtudes y defectos nunca antes contemplados en su momento…



Veamos, entonces: Red Box, agrupación inglesa que en su momento, mediados de los 80, tomó su sonido del sintetizador pop para alcanzar las listas de popularidad. El grupo duraría hasta 1990. Habrían de transcurrir un par de décadas para que la agrupación, cual ave fénix, resurgiera de sus cenizas. Aún bajo el mando de Simon Toulson-Clarke, pero ahora acompañado de nuevos socios musicales, Red Box se presentaría ante nuestros oídos con un más que bien desarrollado álbum: Plenty (2010 ). Con emotividad, baladas y melodías de excelente factura como eje central en su nueva producción, la agrupación inglesa, ahora resurgida, no pasaría por alto, en esta ocasión, a mis oídos.




Red Box nos pone de frente a un álbum de hermosa manufactura, melodías maravillosas, hermosos sonidos, composiciones de gran calidad. Todos esos elementos sumados en común para dar un producto cada vez más difícil de encontrar en nuestros días… En Plenty tiene lugar una producción sin artificios de tipo alguno. Se da paso a las canciones amables, amorosas, familiares, intimistas… Caben, evidentemente, las canciones que se caracterizan por su madurez y que, conllevan, dosis de equilibrio perfecto.

Los liderados por Simon Toulson-Clarke encuentran en esta ocasión una nueva identidad con un sonido mucho más viable para los días que corren. Red Box prescinde en esta ocasión de sus cajas de ritmos, lo mismo que de sintetizadores. Todo ello en pro de un acercamiento más “humano” con sus nuevos y (posibles) reencontrados escuchas.





¿Qué por qué me atrae este nuevo Red Box? Sonidos impecables. Armonizaciones suaves. Simple: su estructura acústica. Su orientación con, no pocos, acertados toques atmosféricos. Además, enhorabuena, su distanciamiento del electro-pop que los caracterizaba en su primera época. En esta nueva faceta, hay que reconocerlo, se destacan las canciones sólidas, mismas que derivan en direcciones de intimidad y reflexión harto necesaria en días como los actuales.









Sea bienvenida, entonces, la transformación de Red Box, de la mano con las armonías vocales de Emily Maguire, lo mismo que la madura voz de Simon Toulson-Clarke. De paso, soslayemos a esos grupos cuyo máximo aporte radica en ser el centro de atención de nada, que solamente retoman la cabalgata segura de los viejos hits, recurriendo con ello al uso, sin riesgo alguno, de la misma vieja fórmula. Adiós a los artificios. Aunque en ello pareciera que se está fuera de tiempo, fuera de lugar…



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