domingo, 3 de julio de 2011

Suzanne Vega: trovadora para tiempos difíciles…

Sutileza en la voz…
Transparencia de armonía y textos…


Una sonrisa. Un toque elegante. Manos enfundadas en guantes negros. Presentación bastante más que buena de la portada de Solitude Standing, producción, hoy clásica, de Suzanne Vega. Esta producción le permitió a la cantautora neoyorkina destacar a finales de la década de los 80, lo mismo que trabajar una bastante más que inercia favorable en el arranque de los 90.  

Cierto, es un disco sin complicaciones. Mas, no por ello, significa que es una obra de menor calibre. Solitude Standing, producción discográfica aparecida a mediados de un ya lejano 1987, basa su éxito en la increíble sencillez en esa fabulosa hibridación lirico-musical en que fue gestado. De paso, la neoyorkina Vega habría de ratificarse como una de las neo voces del género folk. Un género que, precisamente, en la época en cuestión, no era precisamente el indicado para triunfar en el escenario musical de la época.

El disco es un claro y evidente recorrido musical por las fuentes más primitivas de Bob Dylan hasta Leonard Cohen. En el trayecto, involuntariamente, Vega llega convertida en una especie de neo trovadora para tiempos difíciles.  “Todo lo que cuento en mis canciones lo he vivido de una manera o de otra, aunque en el momento de componer lo presente de una forma diferente a como sucedió”, agrega esta folksinger femenina.

¿Extraña?  ¿Rara? ¿Inocente? Cuestión de hurgar bien en esta ya clásica producción musical…      


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