lunes, 4 de julio de 2011

The High Violets: hipnótica solidez dramática...



The High Violets implica un sonido fuera de lo común, al mismo tiempo que nos ubica con sonidos escuchados con antelación. Hay en esta agrupación, empero, un toque peculiar en sus trabajos, se trata de ese plus que agregan los grupos con calidad. En el caso de esta banda de Portland hablamos de solidez dramática, misma que se acompaña de persistente y estruendoso toque.

Esta banda tiene su génesis en los restantes miembros de la banda The Bella Low, también de Portland. Quizá por ello el ambiente creativo y emotivo de sus integrantes se transmitiría, como hasta ahora, en forma hipnótica y por demás contagiosa.


Así, entonces, los miembros restantes de The Bella Low, Clint Sargent, Luke Strahota y Violet Bianca Grace se abocarían a recoger las piezas de un rompecabezas para reencauzar el rumbo, en un ya lejano 1998, y resurgir con el nombre de The High Violets. Empero, esta primera alineación sería perenne: Grace desertaría después de unas cuantas presentaciones con la neo formación.

Ante ello, Sargent se vería obligado a reclutar a una de las voces más sorprendentes de Portland: Kaitlyn ni Donovan. Con ello, el escenario estaba puesto para que sus influencias inmediatas: Lush, The Sundays y Cocteau Twins les ayudaran a salir del nuevo trance en el que se encontraban. Estaban, por tanto, en la búsqueda, en la definición de un nuevo y propio estilo…

El debut “ideal” de la banda se daría con la producción 44 Down (2002), en esta gran suma musical desplegarían sorprendentes sensibilidades, arreglos texturizados, vocales etéreas… y más, en pro de una elaboración de dream pop respetablemente combinado.

De golpe, The High Violets nos confrontaban con lo antiguo y lo novedoso, a sabiendas de que aquello que es antiguo implícitamente nunca permanece tal cual: la nostalgia por el pasado nunca, en lo absoluto, disminuye. Antes bien, se incrementa exponencialmente.

En su momento, a finales de los 80, la nostalgia nos llevaba a los 60. A principios de los 90, la música haría un revire a los 70. Así, no hace mucho ha tenido lugar esa “propensión nostálgica” hacía la década de los 90. Es en su debut de The High Violets, con 44 Down, que se permiten retomar no poca de esa década, en apariencia rebasada y, a un mismo tiempo, antigua a la vez…

El sonido de The High Violets, sin mayor complicación, puede asociarse con no pocos de sus predecesores: desde The Sundays, My Bloody Valentine y Jesus and Mary Chain´s. ¿La ventaja de la banda? No les interesa esconder sus influencias. Al contrario: las exponen lo más abiertamente posible. Sin mayor complicación, The High Violets, nos dicen cuál es el camino que están siguiendo. Es ahí donde encuentran su fortaleza: el nivel musical de la agrupación evita, con ello, cualquier discusión trivial.

En no pocos sentidos, la propuesta musical de la banda consigue “elevar” a sus integrantes mediante el uso de cada uno de sus instrumentos. Arrojan, con ello, su particular tono, color, matiz a su propuesta. La cual se adereza con un excelso muro de sonido. En esto se integra, obviamente, los momentos en que tanto Sargent como ni Donovan emplean a la perfección sus voces cual instrumentos perfectamente dominados.


Hay quienes señalan que en la imitación se da la más elevada forma de halago. A pesar de ello, The High Violets terminan concretando música propia. Cierto, el sonido de 44 Down no resulta ser necesariamente nuevo, pero es hecho apasionadamente por un grupo con más que obvia capacidad musical y, visto está, aquí lo que cuenta es la capacidad, precisamente, musical.

En 44 Down nos encontramos con un nivel de producción y calidad musical de forma tal que nos coloca, en el inter de cada pieza, en una especie de antesala cual “llama de medio tiempo”. Vital resulta ser, por ende, la sección rítmica. En el momento en el que parece ser que las canciones entrarán en una especie de prolongación, son las percusiones y ritmos las que evitan complicaciones innecesarias…

En esta obra se sobreentiende que es el sonido y la forma lo que importan, la que habrá de dar a la música ese sentimiento etéreo tan buscado, tan esperado, tan deseado… Es el sonido en conjunto el importante; no así el sonido o instrumentación individual.

Esta producción representa un doble tributo. Tanto a los grupos originales como para aquellos que portan actualmente la antorcha. Dada la cantidad de nostalgia que priva en estos días, quizá esta agrupación termine siendo la inspiración que algunos necesiten para llegar hasta la cima… A fin de cuentas, se les debe reconocer el mérito de traer de regreso un tipo de música que tuvo todo, excepto “desaparecer”. Y lo hacen bien…

No hay comentarios:

Publicar un comentario