sábado, 9 de julio de 2011

"Made in Japan": hito en la historia del heavy...



Se le considera muestra fiel del pináculo en la carrera de Deep Purple. Disco grabado durante tres noches, del 15 al 17 de agosto de 1972, en el Kosei Nenkin Kaikan, de Osaka, y en el Budokan, en Tokio, Japón. Made in Japan es una excelsa producción para los que nos consideramos amantes del rock y, asimismo, amantes del Heavy Metal en particular. Hard Rock, Blues y Metal en plenitud en vivo, en una de las mejores producciones de la época y de todos los tiempos. Este es uno de los mejores trabajos nunca antes producidos en el género. Fiel reflejo de una época en la que la música de rock se tocaba con elevados decibeles, a placer extremo…



Uno de los atractivos principales de Made in Japan, es que dicha obra se compone principalmente de versiones alargadas de canciones ya conocidas de la banda y que, además, sirven para darnos una muy seria idea, a los cautivos escuchas, de cómo es que se conducen cada uno de los integrantes de Deep Purple durante sus presentaciones. Sin intención alguna de soslayo, es de destacarse el trabajo de Jon Lord en sus teclados; la guitarra de Ritchie Blackmore; lo mismo que los grandes ejercicios vocales de Ian Gillan.


Cada uno de los tracks aquí contenidos son una versión mejorada de su homóloga en estudio: “Highway Star” abre con una fusión de guitarra, teclados y percusiones perfectamente fundidas, que acentúan su coronación en el momento justo de la intervención de las perfectas vocalizaciones de Gillan.

La propia voz de Gillan nos conmueve con la efectivísima interpretación de “Child in Time”, ofreciéndonos así una especie de indirecto respiro, previo a la arrogante aparición de “Smoke on the Water” y “Strange kind of Woman”. En su momento, tanto Blackmore como Lord interpretan soberbios solos con sus respectivos instrumentos, en tanto que “The Mule” es todo un escaparate para un no menos virtuoso Ian Paice.


De esta forma, los integrantes de Deep Purple desataron así una auténtica andanada sonora con este doble álbum en vivo. No era para menos, Made in Japan era, en el menor de sus niveles, tan bueno e incluso mejor que algunas de las producciones precedentes grabadas en estudio. Es éste, precisamente, uno de los puntales en Made in Japan. Razón poderosísima para elevar la estima por dicha producción.



Sí, Made in Japan se encuentra plagado de fantásticos momentos: todo mundo forma parte de una locura exquisita. En el contexto de la gira para la grabación del álbum, los problemas entre los miembros del grupo recién comenzaban; especialmente por parte de Blackmore. Paradójicamente, esto haría que dichas presentaciones tuvieran un plus de mejoría en cada una de ellas.


Blackmore y Lord, por ejemplo, rivalizaban constantemente a lo largo del álbum. Cuestión que se nota en no pocos solos de sus respectivos instrumentos. Resultado: una intensidad brillante.


Empero, la cosa no paraba ahí. Gillan exigía su dosis… No se daba por satisfecho al quedar soslayado por parte de los dos grandes egos de la banda en su permanente rivalidad.

Por ende, se puso en duelo con Blackmore en la extensión de “Strange kind of Woman”. Después de un lapso de tiempo, Blackmore comienza a jugar con su guitarra. Las notas que interpreta comienzan a ser imitadas por Gillan en voz alta. Alcanzando su clímax cuando Blackmore se detiene y, entonces, Gillan llega con elevadísima frecuencia, con un casi ensordecedor grito. Mejor aún: Gillan lo sostiene en forma constante durante una asombrosa cantidad de tiempo… Excelso, simplemente excelso.


Glover y Paice, en tanto, ejecutan y complementan perfectamente la sección rítmica. Ayudan, incluso, a conducir a los demás durante las actuaciones en vivo. Los inspiran, incluso, a sacar lo máximo de todos ellos. Por si esto fuese poco, Paice brilla en todo su esplendor en “The Mule”, extendiéndose en un solo de batería virtuosamente largo. Demostrando, así, la misma energía y capacidad de tocar incansablemente que demuestran los demás miembros de la banda en todo el álbum.




Tres noches intensas en agosto de 1972. Un disco que llevaría a la banda a confirmarse como un hito en la historia del rock, del Heavy Metal. Tres discos precedentes de vital importancia en la trayectoria de Deep Purple: Deep Purple in Rock, Fireball y Machine Head. De ellos se desprenderían piezas que mediante su revitalización en concierto, cobrarían mayor intensidad – independientemente de ver prolongada su duración.


Pocas bandas como los ingleses de Deep Purple pudieron darse el lujo de haber producido uno de los mejores discos de estudio –Machine Head (1972)- para, inmediatamente después, generar uno de los mejores discos en vivo. Este álbum es, además, un fuerte motivo para enraizar aún más el gusto por los conciertos de bandas de este calibre, de este género…






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