sábado, 2 de julio de 2011

"Dire Straits": un debut total...

Dire Straits encarna a una de las pocas bandas de finales de los setenta / principios de los ochenta que pasó a demostrar que la "vieja escuela" para hacer música termina siendo vital, a pesar de cualquiera del punk, new wave o el synth-pop de la época.

En forma, definitivamente más arriesgada, este grupo prefiere tomar el blues escribiendo canciones que se basan en la guitarra, en lugar de canciones basadas en firmes ganchos pop.

















Tanto el éxito como la singularidad de este nuevo sonido terminarían recayendo en la persona de Mark Knopfler y su aguda sensibilidad. Letrista excelente, capaz tanto de la escritura maravillosamente romántica que de una mordaz crítica social, así como un fiel reproductor de imágenes inquietantes de la vida urbana británica.


El peculiar estilo minimalista de Knopfler, introducido en 1978, terminó siendo un verdadero shock. Aunque no causó una "revolución" en la guitarra, hay que tener presente que Knopfler manifiesta una gran deuda con el hombre detrás de gran cantidad de los intérpretes de blues de los últimos años: J.J. Cale.








La reacción básica de un álbum de Dire Straits siempre es la esperanza y la elevación en lugar del miedo y la depresión; el estado de ánimo que hacen patente las canciones de Dire Straits es el de una especie de mezcla “optimismo-pesimismo”, sin soslayar que hay más de un momento positivo, incluso en el peor de los acontecimientos.



El álbum debut de Dire Straits es, en más de un sentido, un debut total. En lo personal, uno de mis favoritos de todos los tiempos, con melodías distintas y claras, bellas letras, e impresionantes líneas de guitarra minimalista, que maravillosamente siguen en pie.

Una advertencia seria se debe hacer: Dire Straits no es para todo el mundo. Mark Knopfler, líder de la banda, cantante, compositor y guitarrista principal, sin lugar a dudas puede ser acusado de diversidad. Las nueve canciones de Dire Straits, en su mayoría se adhieren a un blues orientado al mismo estilo: un enfoque de folk-blues combinados.
 
En la producción encontramos no pocas canciones sumamente efectivas, con momentos memorables. Lo que es verdaderamente único y alucinante sobre el álbum es su ambiente en general. Knopfler estaba plasma aquí un registro de finales de los setenta en Inglaterra, capturando el espíritu contemporáneo, como nadie más podía en ese momento.

En cierto sentido, Dire Straits puede ser visto como una respuesta directa al movimiento punk o, simplemente, de la generación "más tranquila", la clase de gente que prefirió no dar rienda suelta a su frustración en al aire libre, sino que dejan que sus sentimientos brotan a través de una forma más sutil, “de forma inteligente". Dire Straits, definitivamente, no es un álbum de punk, pero en algunos aspectos es más sarcástico y contundente que no pocas bandas de punk británico de la época The Clash y otros...



Las letras brillan, reflejan y fluyen ideas muy de clase trabajadora, la poesía y la filosofía de Springstein, la sinceridad, la pasión… La voz de Knopfler en su mejor momento, desde tranquilos susurros de amor a sutiles giros, según lo requiera la pieza. Empero, el principal atractivo del álbum es escuchar tocar la guitarra minimalista de Knopfler.

...Empero, un año más tarde Knopfler quiso rehacer el álbum, perdiendo toda la frescura y originalidad que lo caracterizaron desde un principio… Tristemente, la secuela de este debut Communiqué no terminaría siendo más que una copia pálida del debut de la banda: básicamente, todo lo que se puede encontrar en este álbum se pueden encontrar en su predecesor: música suave, con profundas raíces o elementos del jazz y country, impulsado por la diestra guitarra de Knopfler y su voz, claro está...





Alineación:

Mark Knopfler - guitarra, voz

David Knopfler - guitarra rítmica

John Illsley - bajo

Pick Withers – bateria

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