Yo no lo uso; nomás lo
recomiendo.
El viagra te abre las puertas
del deseo.
Es como la música tropical
cuando la baila una mujer
cachonda.
El viagra se desparrama en tu
sangre
tan velozmente como la
lectura
del Decamerón. Bocaccio lo
habría
usado a espaldas de su
querida.
Sin que se le mencione, el
viagra está
al servicio del talismán
erótico.
El viagra supera cualquier
sesión
de psicoanálisis. Y es más
barato
que la más módica de las
consultas.
Quizás porque su efecto es
inmediato.
Eusebio Ruvalcaba
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