(…)
Cuando ella puso la mano de
él
en su sexo intacto
y él usó su mano como quien
roza
un fuego nunca prometido
Cuando ella lamió su ombligo
con aquella sed súbita y
antigua
y él vio brillar sus nalgas
como una zanja de pedernal en
la noche de la selva
ambos supieron que sus abuelos
tenían razón.
La mayor pobreza está en las
palabras
- Jorge García Usta
No hay comentarios:
Publicar un comentario