En un mundo perfecto, el rock no
existiría. El rock es producto de un dolor existencial previo, del choque
del individuo contra la sociedad, que busca una forma de expresión. A veces,
aunque ni siquiera tenga conciencia de ese proceso. Si en el blues el hombre se resignaba a su
destino, en el gospel se lo agradecía al Señor, en el country cantaba al presente sin preocuparse demasiado por el pasado
y en el folk dejaba testimonio de su
disconformidad, en el rock se rebeló.
El rock no es manso, por eso es
eléctrico.
Polimeni, Carlos
Bailando sobe los escombros. Historia critica del rock latinoamericano.
Buenos Aires, 2002
Editorial Biblos
Colección Latitud Sur
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