Jakob Dylan y sus huestes,
The Wallflowers, crearon un álbum que lleva más tiempo con grandes guitarras,
ritmos crujientes y cambios geniales que los confesionarios abiertos.
Producción musical derivada de un esfuerzo sutil y sin interrupciones, sin
pasos en falso. Rock fuerte, sólidamente melódico, magníficamente escrito,
arreglado con buen gusto e impecablemente tocado.
En un mar de lanzamientos,
consciente de las tendencias, aquí se siguen lavando los sentidos cual brisa
fresca y refrescante. En el mercado actual no salta a la vista ni siquiera el
elemento musical más pequeño que haga que este grupo resulte irrelevante u
obsoleto en los próximos años. Sorprendente cover. Genial tributo. (Hugo Méndez
– Idea Musical)
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