Se suponía que era la respuesta de la costa
oeste a Woodstock, pero una tormenta perfecta de negatividad e ingenuidad vio
el espectáculo de The Rolling Stones Altamont, del 6 de diciembre de 1969,
definido para siempre como el día en que murió el sueño utópico hippie de la
contracultura estadounidense.
El germen inicial de esta idea vino de
Spencer Dryden y de Jorma Kaukonen, de Jefferson Airplane, cuyo plan original
era llevar a The Beatles a San Francisco "para experimentar lo que estamos
experimentando" y dar un concierto gratuito junto a Grateful Dead en el Golden
Gate Park.
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