Cuando se llegó el momento de
grabar su tercer álbum, U2 sabía que
tenían que dar un salto creativo. El
disco Boy, su debut, atrajo algo de
atención, pero originalmente era poco más que un gran éxito de culto. Después, con October,
un disco más oscuro y espiritual, insinuaba
cosas nuevas, aunque tampoco era el gran avance que necesitaba el grupo.
Luego vino War, álbum que les permitió combinar la energía juvenil del primer álbum con la
espiritualidad del segundo,
mostrando que ambos enfoques no solamente podían coexistir sino reforzarse y apoyarse mutuamente.
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