Recuerdo pasar frente a una
casa de empeño y ver un instrumento colgado en la ventana y comprarlo. Era una balalaika pequeña, rusa, de tres cuerdas. Diseñé una camioneta para ponerla
en una vieja guitarra eléctrica y grabé
"Jeffrey Goes to Leicester Square".
Era un juego de pelota
completamente diferente. Ya no tenía
nada que ver con el blues. Tenía una especie de peculiar sensación inglesa
con esta extraña pequeña balalaica tocada a través de un gabinete Leslie o
algún tipo de unidad de vibrato para darle un sonido tambaleante.
Pero esa fue una de esas
piezas más originales e inusuales que creo atrapó la imaginación de los británicos
que catapultaron el álbum Stand Up a
las listas de éxitos en Number One.
Cuando eso sucedió, Joe Cocker vino
a comunicarme durante el desayuno en el hotel
Loews Midtown en Manhattan, en aquel verano de 1968. Dijo: "Dios,
felicidades. Acabo de escuchar que tu álbum llegó al número uno en Inglaterra.
"Yo dije: "Sí. Supongo que no tienes una rebanada extra de tocino que
no vayas a comer, Joe", porque éramos muy pobres en esos días.
Ian Anderson - cantante, compositor, flautista de Jethro Tull
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