domingo, 22 de julio de 2018

Grabar “Where the streets have no name”


Cuando el grupo comenzó a ensamblar material para su nuevo álbum, The Edge se propuso componer "la mejor canción en vivo de U2". Instalado en una habitación vacía en la parte superior de su nuevo hogar igualmente vacío, Melbeach, trabajó incansablemente con una máquina de 4 pistas hasta que completó un riff de guitarra difícil de manejar que se convertiría en “Where the streets have no name”.

"Fue una sensación extraña cuando terminé la mezcla, porque pensé que acababa de llegar a la parte y canción más increíbles de mi vida, pero estaba totalmente solo en una gran casa sin nadie con quien compartirla", señala.

"Recuerdo haber escuchado el silencio total de la casa durante unos segundos después de que la música se detuvo y luego bailé por la sala, dando puñetazos al aire".

En declaraciones de 2008 con la revista Mojo, el productor Daniel Lanois recuerda el proceso de grabación para la canción. "Fue un poco un trabalenguas para la sección rítmica, con barras extrañas que ponían a todos de mal humor. Recuerdo que apuntaba a una pizarra y hacía que todo el mundo pasara los cambios, como un profesor de ciencias".

Más complicado aún fue el hecho de que la canción estaba lejos de estar completa. "The Edge tuvo el principio y el final, pero no tenía la parte intermedia", dice el bajista Adam Clayton. "Así que pasaríamos horas interminables averiguando los cambios de acordes para unir las dos partes".

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