La capacidad de U2 para equilibrar
las alusiones religiosas, el poder espiritual y el rock 'n' roll verve se
unifica en el sencillo "Gloria",
un éxito Top 10 en Irlanda.
Aunque Bono es el dominante habitual, nos narra
alegremente la canción, canta en latín y grita como un coro malvado, este es
uno de los primeros grandes ejemplos de la química
musical colaborativa de la agrupación.
The
Edge aporta reflejos de piano parecidos a quimeras y guitarras boomerang; Adam Clayton se amontona sobre el bajo
funk retorcido; y Larry Mullen lo
respalda con un núcleo rítmico constante.
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